Innovación tecnológica y nuevas tecnologías en la empresa: «un factor de competitividad»

Resumen

La innovación tecnológica y las nuevas tecnologías pueden contribuir a solucionar a nivel europeo la pérdida de competitividad de los diferentes sectores industriales. Para ello, es necesario avanzar hacia nuevas formas de flexibilidad en la organización de trabajo y apostar por la formación como mecanismo de adaptación a los retos tecnológicos.

La nueva flexibilidad requiere de un tratamiento integrado de sus diferentes aspectos. Se basa en distintas formas de gestión del empleo dentro de la empresa y en las relaciones con las distintas empresas que recurren a formas de subcontratación, parasubordinación y descentralización, que permitan a la unidad productiva ajustarse a los cambios de la demanda. Al mismo tiempo, acude a nuevas formas contractuales, o fórmulas que permitan la normalización del trabajo atípico, a un distinto tratamiento de las vicisitudes por las que atraviesa la relación de trabajo o de los mecanismos extintivos y compensatorios de la finalización de los contratos, manteniendo, en todo caso, el equilibrio en la salvaguarda de mínimos irreductibles de protección y seguridad del trabajador. De otra parte, el nuevo modelo de gestión de la capacidad profesional de la empresa está basado en cualificaciones más amplias que requieren del aprendizaje y la adquisición de nuevas competencias y, en definitiva, de mayores inversiones en capital humano que permitan la mayor movilidad del trabajador como garantía de su permanencia en el mercado de trabajo frente a posibles eventualidades de la vida profesional. Y este nuevo modelo requiere de un nuevo diseño del «estatuto profesional del trabajador» y de las políticas activas de formación adecuadas.