Aspectos socio-laborales del Plan Nacional de Reformas 2014

Resumen

El nuevo Plan Nacional de Reformas (PNR) para 2014 se presenta, conforme a sus propios términos, en una línea de continuidad con la agenda reformadora del Gobierno, ya plasmada en los PNR 2012 y 2013, cuyo grado de cumplimiento el propio Gobierno considera que ha sido muy elevado. No obstante, además de profundizar en la línea de reformas que era el sello de identidad de sus dos antecesores, el PNR 2014 parte, según un tono quizá en exceso optimista por parte del Gobierno, como elemento diferencial, de una coyuntura «algo más favorable». Por tanto, el nuevo PNR pretende convertirse en un instrumento esencial de la política económica, para permitir que el «cambio de ciclo que parece estar iniciándose se consolide y permita un crecimiento sólido y sostenible que favorezca, de forma decidida, la creación de empleo». Cosa que, hasta ahora, no han logrado conseguir sus precedentes. El análisis de partida sobre la situación de empleo se nos antoja algo propagandística, espigando algunos datos mínimamente positivos, pero sin tener presente también que la población «formalmente» activa ha podido sufrir un retroceso como consecuencia de los desempleados «desencantados» que abandonan una actitud activa y dejan de estar inscritos como tales, así como tampoco tener en cuenta la población trabajadora –tanto nacional como extranjera– que ha abandonado nuestro país en busca de mejores perspectivas de integración en otros mercados de trabajo. El documento vaticina que 2014 será «el primer año en que se cree empleo neto desde el inicio de la crisis y que la recuperación de la ocupación se vaya intensificando en los años posteriores»; se señala que esta «recuperación del empleo, por otra parte, reforzará el dinamismo de la demanda interna sin poner en riesgo el mantenimiento del equilibrio externo».